Noche estrellada y fría en el Kangchenjunga (8.586 m). El viento dobla y entumece a la expedición de «Al Filo» que desde la cumbre de la montaña prohibida celebra la ascensión. Son las 16.52 horas, llevan más de 14 horas de escalada y la temperatura roza los -24 grados. Edurne Pasaban acaba de dar otro paso de gigante en la Historia del montañismo: primera mujer en alcanzar doce ochomiles. Ahora tan sólo le quedan dos para completar la gesta de los 14, una carrara en la que le siguen de cerca otras dos coleccionistas de cumbres, la autríaca Gerlinde Kaltenbrunner y la italiana Nieves Meroi.
Detrás de esta cumbre quedan en sombra los hombres que la han hecho posible, los verdaderos montañeros, los que abren la huella, los que colocan las cuerdas, interpretan los partes metereológicos y los que ponen en riesgo su vida por que la tolosarra clave su piolet en la cumbre. En esta ocasión, se tratan de Juanito Oiarzabal (23), Txikon (6), Egocheaga (6), Izaguirre (3) y Latorre (7). Entre los seis completan más de 57 ascensiones a los ochomiles. Eso sí que es una gesta.
Sin embargo, el valor alpinístico de la expedición se empequeñece a medida que se amplía el número de hombres que participa en el proyecto, los metros de cuerdas utilizados, el número de campos de altura instalados… Grande Pasaban, pero ya está.
Los que de verdad se merecían una portada en El Correo son Iñurrategi, Vallejo y Zabalza en el Pilar Oeste del Makalu: vanguardia, riesgo y compromiso.