Las autopistas producen sensación de orfandad. Lo dice hoy M. Rueda, periodista de El Correo. Lo experimentó ayer de camino a Mondragón para cubir la votación en pleno de una moción de censura por el asesinato de Isaias Carrasco. Por el camino se encontró que la hija de Isaias ocupa el puesto de su padre en el peaje de la autopista. Desafiando el vértigo. Allí tuvo que cobrar a todos: altos cargos del PSE, simpatizantes de ANV y «chivatos».
Tal vez, sea el mejor modo de resumir la situación que sufre Euskadi. Mientras los políticos cambian sus votos como de chaqueta -el PP se abstuvo de la votación- el resto de la sociedad sigue en el andamio. «Un espectáculo difícil y trágico que causa perplejidad a sí mismo». Un buen trabajo del periodista. Ha dado un paso más.