Los periódicos piden historias a sus colaboradores, historias humanas, pero no dejan después de dedicar espacio a la política, a los informes, a las ruedas de prensa. En este blog espero hacerme eco de las buenas historias que aparecen a diario en los periódicos. Empezaré por una mía, por qué no.

El domingo publiqué una reportaje sobre Mikel Varas, un joven escultor de Rekalde que compagina su trabajo como fundidor en Tubos Reunidos con su afición por la escultura. Su turno son las noches, días festivos y fines de semana. La luz del día la reserva para su taller en el tercer piso de una antigua fábrica ocupada y convertida ahora en un movido Gaztetxe.

«El arte no es más que dinero. Yo prefiero mi taller. Por eso, no me inquieta vender las obras, a mí lo que me gusta es encerrarme en el taller rodeado de hierros. Después ya instalaré las esculturas por las calles. El arte de ahora sólo busca mover dinero»

Y razón no le falta, después de que se conozca que el director financiero del Guggenheim robó hasta 700.000 euros durante los últimos ocho años. Hoy compadece el director del museo con el consejera de Cultura del Gobierno vasco. Mientras tanto, Mikel estará sudando el buzo.