Repasar la prensa del día produce hoy un gran silencio. El mismo que queda después de un tormenta. Fotos, titulares, citas, entrevistas, editoriales… Caes en la cuenta de que lo de ayer fue el intento de una matanza: 100 kilos de explosivos. Y le pones rostro humano: Juan Manuel, Manolo, buscando un atajo para volver cuanto antes a Málaga. Había llegado hace un mes. Le gustaba el lugar: «Un pueblo tranquilo rodeado de montes». Legutiano.
Es la fuerza de la prensa escrita. La radio no alcanzaba a transmitir ayer la dureza del golpe. Internet tampoco. Sin embargo, hoy queda claro. Silencio.
Menos mal que está Zigor Aldama para recordarnos que China también merece nuestro silencio. Lleva tres dobles páginas seguidas del terremoto. Ayer se atrevió a ir a la ciudad que más ha sufrido la tragedia. Allí también todo es silencio, apesar de que los móviles de los muertos siguen sonando.
Alguien deberá coger el teléfono en Euskadi. Silencio.