Nicaragua cumple cinco años de represión con más de 300 muertos, 2.000 heridos y 1.600 detenidos sin ninguna señal de cambio por parte del gobierno de Ortega. Analizamos la situación de toda la región con el periodista alavés Asier Vera desde Guatemala
Cinco años se cumplen desde que la población de Nicaragua saliera a las calles para protestar por los cambios en la Seguridad Social que quería llevar a cabo su gobierno. Universitarios y pensionistas salieron con la misma decisión a los caminos y carreteras al igual que el presidente Ortega mandó reprimirlas. Cinco años después, 300 muertos, 2.000 heridos y1.600 cientos de detenidos, como denuncia Amnistia Internacional, siguen las mismas políticas de represión por parte del gobierno de Ortega. “Lejos de regresar la democracia a Nicaragua, toda la región camina a convertirse en una nueva dictadura como la de este país”, reconoce el periodista Asier Vera desde Guatemala y con más de ocho años de experiencia documentando la vida de la región.
En Piedra de Toque acudimos al Vera para comprender la actualidad de esta parte del mundo pendientes de las nuevas elecciones en Guatemala donde se presenta la hija del genocida Ríos Montt, de las nuevas caravanas migrantes rumbo a las fronteras de México con Estados Unidos y de cómo El Salvador lucha contra las pandillas con la misma violencia que ejercían ellas con más de 69.000 detenciones arbitrarias a lo largo de este año en Estado de Excepción. “Aquí nada funciona y los gobiernos no muestran ningún interés en solucionarlo. Normal que la gente, en especial los jóvenes, tan sólo encuentren esperanza en migrar, hacer dinero en los Estados Unidos y vivir de la manera más digna posible”, asegura Vera.
Extorsionado por la policía en Guatemala
Él lleva ocho años caminando la actualidad de Centroamérica de manera independiente. Ha realizado el mismo camino que las caravanas migrantes y sufrido también las mismas extorsiones de la policía de Guatemala al cruzar sus fronteras. “En mayo me mandaron bajar de un autobús junto al resto de migrantes de Venezuela y de Haití a los que acompañaba para pedirme todo el dinero que llevaba”.
“Aquí nada funciona y los gobiernos no muestran ningún interés en solucionarlo. Normal que la gente, en especial los jóvenes, tan sólo vean es esperanza en migrar, hacer dinero en los Estados Unidos y vivir allí de la manera más digna posible”
Conoce también la dureza del gobierno de Ortega para evitar la entrada en el país de testigos incómodos como él y ha acompañado a familiares durante los lentos procesos judiciales de Guatemala para llevar ante los tribunales a los responsables del incendio que causó la muerte a más de 41 niñas en un centro de acogida. “Es imposible abandonar este país: necesito saber cómo evoluciona la vida de muchas de las personas sobre las que escribo y que han pasado a ser parte de mi familia. No podría dejarlas atrás. No concibo otra manera de hacer periodismo que la de acompañar estas historias para conseguir que algo cambie en esta parte del mundo”, enfatiza.
La única esperanza, la migración
Por Estados Unidos sigue también a las familias que han conseguido asentarse allí y a los que visita de manera regular. “Por mi casa y por mi barrio, pasan también muchos jóvenes para jugar a baloncesto o para contarme que cada vez están más cerca de la universidad”. También han llegado a visitarle responsables de pandillas o de los puntos de venta de droga molestos por sus esfuerzos de sacar de la calle a muchos de estos jóvenes. “Junto a las realidades más duras siempre hay gente plantando cara y luchando y eso no se ve en todas las partes del mundo. De verdad, que me costará irme de Guatemala”, insiste.
“El Salvador lucha ahora contra las pandillas con la misma violencia que ejercían ellas en un Estado de Excepción que permite realizar detenciones arbitrarias a diario y con más de 153 muertos en las cárceles”
Y los países que venden al mundo grandes éxitos de gestión como El Salvador en su lucha contra las pandillas, Vera también posa su mirada crítica: “El presidente juega con esta baza su reelección: lleva más de un año con un estado de excepción que le permite realizar detenciones indiscriminadas. Más de 153 personas han muerto en las cárceles si que se sepa nada de ellos y más de 69.000 personas han sido detenidas sin más cargos que la lucha contra las pandillas. Esto no es ningún éxito, esto es una tiranía”.
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