NY impone. Da igual la hora que sea del dia, o la zona de la ciudad por la que camines, una masa de personas te acompania, te rodea, te empuja. Una masa que viste con ropas de todo el mundo y cuya piel parece un cuadro de Barcelo. Pinceladas de colores por todo los lugares, restos de culturas de todo el mundo. 

Un turco fue el primero en recordarnos que Bilbao no es la unica capital del mundo. Tras colocar todas las maletas en el capot de su taxi, decidio acelerrar con las puertas todavia abiertas. Me quede con la camara colgando del cuello y el equipage de mano en el suelo. Cinco minutos tardo en reaparecer por la puerta del aeropuerto para disculparse y pedrime que le esperara en otra esquina. Se gana la vida como taxista sin licencia y preferia que no le perara la patrulla de policia que acaba de aparcar delante de su vehiculo. Tarde varias horas en recuperarme del susto. Ya me veia arrojandome por el primer puente que encontrase.

NY impone. Aunque tengo la cabeza en los reportajes de Guatemala, dan ganas de quedarse aqui varios meses. Uno tiene siempre la sensacion de que  le espera una sorpresa al doblar la esquina flanqueado siempre por grandes rascacielos y acompaniado por parsonas a izquierda y derecha. 

Ahora escribo desde una macro tienda de Apple. Tengo a un frances al lado chateando con amigos y a un abuelo jugando al solitario que desprende un olor con el que se me estan quitando las ganas de cenar.