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Todos podemos ser cómplices de la ocupación israelí sobre el pueblo palestino sin saberlo. Basta con tomar un autobús urbano, trabajar en un campo de investigación universitario o consumir diferentes productos. Hace dos sábados viajamos hasta el terreno en Piedra de Toque_Onda Vasca para comprobarlo. Lo hicimos con dos investigadores que acaban de estudiar las empresas que trabajan con Israel y se aprovechan de la militarización del conflicto como fuente de lucro. Una situación  que viola el Derecho Internacional Humanitario. Muchos de ellos no venden tanques, pero sí componentes que van destinados a la industria armamentística. Armas que son utilizadas después contra el pueblo palestino.

Alejandro Pozo, investigador sobre paz, conflictos y desarme del Centro de Estudios de la Paz JM Delàs y profesor de la Universitat Jaume I de Castellón, acaba de presentar un informe sobre las relaciones en materia militar, armamentística y de seguridad entre España e Israel. Un informe que le ha llevado más de un año y al que podría dedicarle otro más por el gran número de relaciones que existen. Muchas de ellas ocultadas por tratarse de componentes electrónicos, que después dan forma a modernas maneras de hacer la guerra.

España no exporta o importa tanques a Israel, como señala Alejandro durante la entrevista. Exporta cada vez menos componentes acabados, pero sí tecnología y electrónica. Productos que no tienen el mismo efecto en el imaginario colectivo que vender misiles. Pero siguen siendo armas.

Cuando el Gobierno se justifica en muchas de las exportaciones escurre el bulto, pero sin embargo, tendríamos que seguir hablando de una colaboración directa con la militarización del Estado de Israel y el uso de todas estas armas para el control de la franja de Gaza. Lo mismo ocurre con la compra de tecnología a Israel conscientes de que ya están probadas contra el pueblo palestino. Una situación que exige ser denunciada o, por lo menos, exige que se conozca. Y más ahora en la era post Wikileaks.

Entre las empresas citadas en el estudio destacan algunas como Indra con sus aviones de combate F16, la Junta de Castilla y León que contrata al Estado de Israel en temas de seguridad, o muchas prisiones españolas o los juegos olímpicos de Barcelona… Existe una gran implantación de empresas israelíes en España. Y existen consorcios de empresas españolas con israelíes para obtener parte del pastel armamentístico. La mayor sorpresa fue descubrir que estas relaciones salpican a muchos gobiernos locales. También existen empresas vascas como Sener, Explosivos Alaveses, Veolia… Y recordar que no hablamos de un listado completo, sino de un informe de la situación.

Mientras tanto, Zapatero obvia todas estas relaciones cifradas tan sólo en un millón de euros. España importa mucho más, colabora con un sin fin de empresas y en el mundo de la seguridad demanda desde hace años todo tipo de servicios. Unas relaciones que no pueden considerarse insignificantes. Vivimos en un mundo global. Las responsabilidades de una relación comercial pueden ir más lejos de lo que pensamos. No se queda todo en la factura. Lo hemos visto en el conflicto del Sahara. El silencio también te hace cómplice. Por eso, no será mala idea fijarnos en los códigos de barras de los productos. Los que empiezan por 729 debes saber que provienen de Israel.

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Foto: Deia