(Efe)
No para de llover en Euskadi y no parece ser casualidad. Las elecciones a lehendakari pueden dar un nuevo rumbo a este país. Juan José Ibarretxe ha ganado las elecciones, Patxi López ha subido de un modo espectacular y, después de 30 años, los no nacionalistas van a ser mayoría en el Parlamento. Ya no se podrán retomar proyectos soberanistas, ni reeditarse coaliciones frentistas como la de Lizarra. Ahora parece que toca el entendimiento. Los resultados dejan claro qué quieren los vascos: un gobierno con dos partidos consolidados. Eso sí, la posibilidad de un cambio de color en Ajuria Enea es real.
Entendimiento y paz. El crecimiento inesperado de Aralar supone otra muestra más de que la gente quiere entendimieto y paz. Muchos votantes de la izquierda abertzale han dado un paso al frente. Ya no van a permitir que sea ETA quien represente sus intereses de modo oficial. Una pena que la arriesgada apuesta de EA y su polo soberanista no haya conseguido generar esa reacción. Larreina podría perder todavía su escaño en el Parlamento por Álava. El voto por correo hará que salgamos de dudas.
Al que no le salvará ni estos votos es a Madrazo. Agur a la izquierda de coche oficial. Agur.
La campaña ha sido moderada, como lo son sus candidatos. La época de Oreja o San Gil ha pasado. Tan sólo queda UPyD como un reducto de aquellos años de «choque de trenes». A ver qué dan de sí.
En las gradas. En las elecciones anteriores me tocó cubrir a Ezker Batua y a Aralar. Entonces, EB celebró el consolidarse como un «partido llave» y Aralar lamentó no llegar a su público más allá de Gipuzkoa. Las cosas han cambiado.
Mientras tanto, en Euskadi sigue sin salir el sol. Por algo será. Seguro.