Todavía me quedan textos por leer, pero creo que me he leído todo lo que se ha escrito estos días en la prensa sobre Iñaki. Ayer viajé a Pamplona. Y circulé por el Himalaya personal de Iñaki: en un lado San Miguel de Aralar, en otro el San Donato. También, a lo lejos, saludé a su otro ochomil el San Cristobal. A estas cimas subía una y otra vez. A ellas acudía después de cada expedición. En ellas encontraba el oxígeno para recuperarse y la fuerza para volver a enfrentarse a los ochomiles. Y sí, ayer llovía en Pamplona.

El Gobierno de Navarra va entregar la medalla de oro al Mérito Deportivo a Iñaki y a los 14 montañeros que protagonizaron el rescate. A Ulie Steck le bastó el mensaje de Horia para ponerse en camino: «Tenemos problemas. Iñaki está enfermo. Necesitamos ayuda».  

Todos ellos encarnan para muchos los nuevos 14 ochomiles. Así lo expreseba para El País, el periodista Jorge Nagore. Un entrevista que está entre lo mejor que se ha publicado. Y es que Óscar Gogorza no defrauda.

Han estado 14 escaladores y desde ahora para nosotros los 14 ochomiles son ellos.

Nadie se ha quedado indiferente: Edurne Pasaban, Mikel Zabalza, Juanito Oiarzabal. Todo el mundo ha reaccionado. Como la vivida en Euskadi con la pérdida de Alberto Iñurrategi en el descenso del GII. La de Iñaki ha sido una marcha en directo. Difícil no emocionarse. Tal vez, salpicado de esta emoción me llamó el jefe de deportes para pedirme disculpas. Todo un detalla en estos tiempos. Había quedado en llamarme si Madrid se interesaba por el tema. Y no lo hizo. «El Himalaya es un reflejo de nuestra sociedad. Si aquí vamos a nuestra bola, allí también. La solidaridad en montaña no existe», me explicaba Iñaki la última vez que hablé con él.

Para la vuelta retrasamos una entrevista para un medio digital. Ahora tendré que esperar.
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