Foto del GIV (7.500 m) desnivel.com

La élite de la montaña no mira a los ochomiles. Busca técnica, belleza y dificultad. Unos ingredientes que han perdido las rutas a las grandes montañas del planeta y que, sin embargo, mantienen de forma intacta muchos montañas de siete mil metros todavía vírgenes. Esta búsqueda por la montaña clásica les ha llevado al Karakorum a José Carlos Tamayo, Alberto Iñurrategui, Mikel Zabalza, Juan Vallejo y Ferrán Latorre, sin ninguna duda un cordada de lujo. Todos con la mirada puesta en el GIV (7.500 metros) por la ruta australiana americana.

Mikel es primo segundo de Iñaki Otxoa de Olza. Ha participando en las grandes expediciones de Al Filo de lo Imposible y fue él junto con Juan Vallejo quienes rescataron a Juanito y Edurne del K2 hace ya unos años.

Juan Vallejo nació entre mosquetones. Su padre,  Rosen, organizó la primera expedición vasca al Everest, Tximist 1974. Con el material de montaña de este viaje Juanito emprendería sus primeras expediciones desde Gasteiz. Y en estos viajes Juan Vallejo emprendería su carrera himalayística. Ahora lleva ya más de ocho ochomiles. Y lo que busca no es coleccionar cimas, si no máxima dificultad. En el GiV la encontrará.

«A mí me interesa más el cómo ascender, que la altura».

«Ahora mismo tengo ocho cumbres, una no es principal: Daulagiri. Si quieres completarlas todas, dejas de arriesgar y  acabas ascendiendo por vías seguras, además de todo lo que te exige de dinero, tiempo fuera de casa y esfuerzo. Y eso ahora mismo no es una prioridad para mí», me aseguró en una entrevista para DESNIVEL.   

Sin reconocerse ninguno de ellos como la élite nacional de la montaña, sí que son los montañeros más cercanos a ella. No están dentro de expediciones mediáticas, ni las buscan. Ellos seleccionan las rutas y aprovechan las vacaciones de verano para atacarlas. Vuelta al espíritu discreto de los clásicos.