Hace dos sábados viajábamos desde Piedra de Toque_Onda Vasca al Sahara de la mano de Unai Aranzadi para conocer la realidad de este conflicto, más allá de las últimas noticias que nos llegan en las que los periodistas, son muchas veces, el centro de las informaciones. Queríamos que Unai nos contará lo que se encontró en los campamentos durante sus seis viajes a terreno. Y también compararlo con Palestina de donde acaba de regresar. Unai, como siempre habló claro:
«Lo que existe en el Sahara es una ocupación y una desigualdad de fuerzas que imposibilita cualquier salida negociada del conflicto. Por eso poco a poco el pueblo saharaui irá apostando más por la fuerza, el único argumento que entenderá Marruecos»
Es triste que en pleno siglo XXI un conflicto tenga que adoptar la violencia para solucionar un problema tras treinta años de negociaciones. «Lo que se firmó en los años 90, con Naciones Unidas de por medio, tan sólo fue un alto el fuego, no la solución del problema. Algo que tan sólo ha prolongado el sufrimiento del pueblo saharaui». Hace unas semanas se rompió el cerco mediático en el que estaban sometidos. Pero poco ha durado. Ahora regresan las amenazas de Marruecos ante cualquier muestra de denuncia, como la aprobada por unanimidad en el Parlamento español.
Por eso, tal vez, nos encontremos, como apunta Unai, ante una nueva guerra prolongada entre el pueblo saharaui y el gobierno marroquí. Y por encima del cerco mediático, siempre nos quedarán voces como la de este periodista que no duda en «caminar con el pueblo» al margen de los intereses cruzados y los discursos oficiales. Una bolsa de oxígeno que ahora Wikileaks también nos transmite: EEUU sitúa al Palacio Real en la cima de la corrupción en Marruecos. Sin embargo, nuestra clase política sigue mirando a otra parte.
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